
Donald Judd (Missouri, 1928 - Texas, 1994) estudió Filosofía e Historia del Arte en Columbia y pintura en la Art Students League de Nueva York. Hastiado del expresionismo abstracto dominante e insatisfecho con la bidimensionalidad pictórica, orientó su actividad a la creación de espacios reales y “objetos específicos” con materiales no artísticos. La reivindicación de la simplicidad por parte de Judd, en su obra y en importantes escritos (colaboró en Arts Magazine y Art News), y de otros artistas desembocó en la formulación del arte minimal, fundamental en la plástica de los 60 y 70, del que fue uno de los principales adelantados y su más certero teórico.
En la década de los sesenta, el trabajo y los escritos de Donald Judd determinaron una generación de artistas comprometidos con un uso rigurosamente abstracto de nuevos materiales, del color y del espacio. Como a la mayoría de sus colegas, a Judd no le complacían las implicaciones reductoras de la etiqueta “minimalista”, con la que fueron catalogados. él se refería a sus propias obras, y a las de otros artistas americanos como Frank Stella, Dan Flavin y Carl Andre, como “objetos específicos”, expresión que dio también título a su más conocido ensayo, publicado en 1965.


Sin título, 1996, resume muchas de las estrategias de Judd en lo que se refiere al color y a la estructura. Consiste en cuatro cubos de hierro galvanizado montados en la pared y unidos por tubo de aluminio de sección cuadrada que recorre la parte superior de los cubos. La obra representó a Judd en las dos exposiciones museísticas más importantes organizadas para revisar el arte minimal en los sesenta: fue incluida en Primary Structures, en el Jewish Museum de Nueva York en 1966, y en American Sculpture of the Sixties, en Los Angeles County Museum of Art, al año siguiente.


Rechazando el equilibrio tradicional “parte-por-parte” de, por ejemplo, los Cubis de David Smith, Judd describió sus propias disposiciones de formas como “una cosa detrás de otra”. Este enfoque sustituyó las decisiones intuitivas en la composición por una forma de lógica anónima, desplazando la atención de la personalidad del artista hacia el objeto. Es característico de sus series de “apilamientos”, que consisten en diez cajas rectangulares montadas una por encima de la otra sobre la pared, y de sus “progresiones”, en las que una progresión matemática determina la anchura de los elementos en una configuración horizontal. Muchas de ellas están realizadas con el mismo tipo de tubo de aluminio que utilizó en la obra del Norton Simon Museum. Con algo más de un metro de lado, las cajas de Sin título comprenden una progresión simplificada de unidades idénticas.
Judd conservó las formas cuadradas y rectangulares, al igual que el color, de su primera dedicación a la pintura. Utilizando la pared como soporte, la tridimensionalidad de sus piezas ofrecía una salida a las limitaciones de la pintura. Cuando Sin título se expuso por primera vez en 1966, estaba acompañada por una obra de forma idéntica, con un tubo de aluminio sin pintar, que descansaba en el suelo. A pesar de que cada una de las obras tenía distinta presencia, ninguna era ni más ni menos escultórica que la otra. Por el contrario, Judd abrió un nuevo camino entre pintura y escultura, borrando de forma efectiva las distinciones entre dichas categorías y abriendo las posibilidades de lo que conocemos hoy por instalaciones, al reconocer el poder del espacio real.