El minimalismo en la arquitectura e interiorismo





Arquitectura minimalista

El minimalismo como estilo arquitectónico ha sido definido e interpretado de múltiples maneras: como una herencia de la arquitectura cisterciense, como una lectura de la tradición japonesa y sobre todo como evolución del movimiento artístico de los años 60.

Pese a esta mezcla de orígenes, el minimalismo se materializa en una arquitectura sencilla, austera y donde predominan los ángulos rectos y el color blanco, reduciendo la arquitectura a conceptos básicos de espacio, luz y masa.


Con Nueva York como su gran referente mundial, la arquitectura minimalista se expande con gran rapidez, gracias a la simpleza de sus lineas.


El mejor ejemplo es el Edificio Seagram, de Mies van der Rohe. Figuras prismáticas puras, superficies acristaladas, siluetas de contorno duro y una impresionante presencia en un paisaje urbano. Todo un edificio minimalista.

Edificio Seagram, de Mies van der Rohe

Como ocurre en el mobiliario, los materiales más utilizados son el vidrio, la piedra y la madera, todos ellos naturales, combinados en composiciones de lineas rectas y racionales.
Una gran característica de este tipo de arquitectura es la utilización recurrente de piezas prefabricadas tanto en la fachada como en el interior de los edificios, que ayudan a que la configuración del espacio se resuelva de manera clara y sencilla.


La austeridad se palpa por todas partes: en las fachadas sobresalen las líneas rectas y bloques de formas puras, que tienden a la monocromía en tonos suaves, y siempre creando contrastes de materiales y texturas diferentes.


Pese a lo que pueda parecer, la arquitectura minimalista no es fría, es humana, puesto que apuesta por la naturaleza y otorga el protagonismo a la luz.




El minimalismo es la tendencia de reducir a lo esencial, sin elementos decorativos sobrantes, para sobresalir por su geometria y su simpleza. Es la recta, las transparencias, las texturas, es la funcionalidad y la espacialidad, es la luz y el entorno.



Fuentes consultadas:

CUITO, Aurora. Nueva York minimalista. Barcelona: LOFT Publicacions, 2004
CUITO, Aurora. Del minimalismo al maximalismo. Barcelona: LOFT Publicacions, 2002
MADERUELO, Javier. La idea de espacio en la arquitectura y arte contemporáneos. Madrid: Akal, 2008


Imágenes:







Mobiliario minimalista

El minimalismo es un estilo tan fácil i sencillo, que todo el mundo lo utiliza casi sin darse cuenta.

Por ejemplo, IKEA es minimalista. Sí, es minimalista. Si nos hubiesen preguntado cómo definiríamos su estilo, hubiésemos dicho que es “simple”, “práctico”, “moderno”, “básico”.


Pues bien, esto exactamente es el minimalismo. La gran máxima “menos es más” no significa otra cosa: líneas rectas y definidas, formas geométricas, colores neutros, utilización de módulos,…

En el diseño de interiores el estilo minimalista no busca rellenar el espacio, sino preservarlo. Es muy importante, pues, el orden y la organización del espacio, así como de los accesorios y mobiliarios.


El mobiliario minimalista suele utilizar materiales rústicos: madera, cemento alisado, vidrio, alambre de acero, piedra natural,…, siempre combinados con colores neutros como el beige, el blanco o el gris, junto con degradaciones de la misma tonalidad y toques de colores vivos u oscuros para acentuar detalles.


Sus líneas deben ser simples, ya sean rectas o curvas, sin recovecos y superficies irregulares. Predominan las formas geométricas puras y estilizadas, colocadas en simetría.

Pero lo más importante de todo es que el mobiliario minimalista cumpla con su función y utilidad. Debe ser un mueble práctico y cómodo, que nos permita disfrutarlo al máximo.



Un buen complemento para este tipo de mobiliario son los espejos, las flores en un jarrón, algunas frutas en un frutero, alfombras y cojines de telas lisas, siguiendo las líneas del estilo minimalista.







Fuentes consultadas:


LAVA OLIVA, Rocío. Interiorismo. Màlaga: Vértice, 2008